Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1708
Legislatura: 1901-1902 (Cortes de 1901 a 1903)
Sesión: 18 de febrero de 1902
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 122, 3550-3551
Tema: Suspensión de las garantías constitucionales en Barcelona

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Que espíritus menos cultivados que el del Sr. Maura, que inteligencias menos ilustradas que la suya, estén verdaderamente obsesionadas, como lo está S. S., con la falta de Gobierno en este país lo comprendo; pero declaro que me extraña muchísimo en S. S. ¿Es que en España ocurren cosas tan extraordinarias, tan raras que no ocurran en todas partes y en mayor escala? ¿Es que en Barcelona ocurre algo inaudito, nunca conocido, nunca visto en parte alguna? Pues lo que ocurre en Barcelona, ¿no está ocurriendo hoy mismo en más de 20 ciudades de Francia, de Italia, de Bélgica y en algunas de Austria, en mayores proporciones y con caracteres más graves? (Muy bien.- El Sr. Maura pide la palabra.) ¿Y se le ha ocurrido a nadie decir que ocurran estas cosas en Francia, y en Bélgica, y en Italia y en Austria, porque allí no hay Gobierno? Eso no se le ocurre más que al Sr. Maura. (Aprobación en la mayoría.)

Sí, porque es necesario tener la intención de no hacerse cargo de las cosas, y sólo por no hacerse cargo de ellas puede S. S. atribuir a flaquezas y a errores de los Gobiernos lo que es debido a dificultades propias de esta fiebre social por que atraviesa el mundo, pues sabido es que nos hallamos en circunstancias muy graves, que tenemos planteados problemas muy pavorosos, y que mientras esos problemas no se resuelvan, y son bien difíciles de resolver, no podrá calmarse esta fiebre intensísima, que no solamente padecemos nosotros, sino que alcanza a todos los Gobiernos de las demás naciones. Pero sólo en esta España infeliz se atribuye a los Gobiernos lo que en las demás partes se hace depender de causas que radican en la entraña de una sociedad conmovida y nerviosa, como es la actual sociedad en el mundo entero. [3550]

Es verdaderamente una desdicha pasar por las dificultades porque hay que pasar hoy en este sitio y porque tienen que pasar los representantes de los Gobiernos en todos los países porque en la nerviosidad en que viven los pueblos, en la impaciencia en que quieren resolver problemas que flotan en la atmósfera, en todas partes se ve lo que los Gobiernos no pueden evitar, por más que lo procuren; pero pasa inadvertido, no se nota, no se ve lo que los Gobiernos evitan, y evitan muchos males y muchas desgracias, dadas las difíciles circunstancias en que vivimos. (Muy bien.)

Yo puedo asegurar al Sr. Maura que desde que el partido liberal entró en el poder hemos pasado por unas 600 huelgas, entre grandes y chicas, muchas de ellas sin importancia ninguna, que han muerto como han nacido, casi sin que la autoridad se haya enterado de ellas, pero quedan de esas 600 huelgas unas 170 de carácter grave, ocurridas en poblaciones importantes, en las cuales han tenido que intervenir las autoridades. Pues bien, de esas 170 huelgas algunas ocho o diez han sido desgraciadas y han concluido con perturbaciones; todas las demás se han resuelto en paz, gracias a ese trabajo oscuro, penoso, dolorosísimo y desconocido, de las autoridades y del Gobierno. (Aplausos).

Y hablando de la ciudad de Barcelona, Sr. Maura, ¿es que la ciudad de Barcelona la encontró el partido liberal como una balsa de aceite? (Risas.) ¿Es que Barcelona y otras ciudades importantes estaban en una estado de tranquilidad verdaderamente octaviana? ¿Es que el partido liberal, con sus desaciertos, con su flojedad, con su falta de previsión, ha venido a perturbarlas? Yo creo que la ceguedad de S. S. no llegará hasta el punto de creer que hoy están peor Barcelona, Sevilla, Valencia, que hoy está peor España entera que lo estaba cuando el partido liberal llegó al Poder. ¡No hay Gobierno! ¡Bueno estaría Barcelona a estas horas si hubiesen transcurrido siquiera veinticuatro horas sin Gobierno!

Por otra parte, Sr. Maura, si S. S. quiere hacer daño al Gobierno, cuanto menos exagere, será mejor para S. S. (El Sr. Maura: No me he ocupado de eso). Pues lo parece. Y por cierto, que hace mal S. S. porque el Gobierno a S. S. no le tiene absolutamente inquina de ninguna especie; al contrario, tiene hacia S. S. una gran estimación; siente que S. S. no esté a su lado; esperaba que S. S: con el tiempo, por patriotismo, por la necesidad que hay aquí de unir fuerzas, precisamente por esos problemas pavorosos que se nos presentan y que todavía han de durar mucho tiempo, esperaba que S. S. se reuniera con nosotros, no por el gusto de estar a nuestro lado, que quizás a S. s: eso no le satisfaga, sino por el deseo de hacer algo patriótico, beneficioso para el país; para ayudar al país mismo a defenderse contra las consecuencias de estos problemas pavorosos que planteados están en España, como en todos los países de Europa y América. (Muy bien, muy bien.)

Pero de tal manera se conduce S. S., tales cosas dice y con tal exageración se expresa, que voy ya perdiendo esta halagüeña esperanza. (El Sr. Maura: No habrá durado mucho.)

Pero volvamos al punto que se discute. Cree el Sr. Azcárate que es la primera vez que se pide la suspensión de garantías constitucionales con motivo de las huelgas, y tendría razón S. S. si se pidiera con motivo de las huelgas; pero la suspensión de garantías se pide, como demanda la Constitución porque circunstancias extraordinarias la exigen; y yo pregunto al Sr. Azcárate si puede haber circunstancias más extraordinarias para una población que las que ocurren en Barcelona. Sesenta mil obreros sin trabajo que obligan a cerrar todas las fábricas, que obligan a parar todos los carros, todos los tranvías, todo lo que es movimientos, que apedrean los trenes y que silban y apedrean a la fuerza pública. ¿Son estas circunstancias extraordinarias que demandan la suspensión de garantías con arreglo a la Constitución? Si éstas no son circunstancias extraordinarias, espero que el Sr. Azcárate me diga qué circunstancias extraordinarias son aquéllas a que la Constitución se refiere. (Muy bien, muy bien.)

Yo, no sólo entiendo que con eso el Gobierno ejercita un derecho, sino que creo que con eso cumple un deber; que así se cumple la Constitución, porque cuando la Constitución habla de circunstancias extraordinarias y de medios extraordinarios y de suspensión de garantías constitucionales, si esas circunstancias llegan y no se adopta la medida de suspender las garantías, es claro que se ha faltado a la Constitución, que para algo y por algo da esos medios extraordinarios. (Muy bien.)

De manera que la suspensión de garantías se pide porque así lo demandan las circunstancias más extraordinarias por que puede atravesar una población, como son aquéllas por que está atravesando Barcelona, porque no sé si habrá alguien que diga que son circunstancias pacíficas y normales de una huelga las que están produciendo ataques a la fuerza pública y, desgraciadamente, derramamiento de sangre.

Para evitar que haya más es para lo que en primer término puede servir la suspensión de garantías constitucionales, y para eso suplico al Congreso que cuanto antes apruebe esta medida, porque entiendo que cuanto más rápidamente se aplique, antes se evitarán dificultades y conflictos que pueden producir mayor derramamiento de sangre, que es lo que el Gobierno quiere evitar a todo trance. Si la Cámara concede al Gobierno esta autorización, el Gobierno lo agradecerá; si no, el Gobierno verá el medio de hacer aquello que pueda dentro de sus atribuciones. (Aplausos.)



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